y que ahora algunas aves imitan
jueves, 30 de marzo de 2017
V , LILIAN ELPHICK
y que ahora algunas aves imitan
miércoles, 29 de marzo de 2017
GOBIERNO, BERTOLT BRETCH
Tras constatar el abismo existente entre el Poder y el Pueblo, el Gobierno ha decidido disolver al Pueblo y nombrar otro.
B. Brecht
martes, 28 de marzo de 2017
¿Y QUIEN TE ATA?, ANONIMO : INDIA
Angustiado, el discípulo acudió a su instructor espiritual y le preguntó:
-¿Cómo puedo liberarme, maestro?
El instructor contestó:
-Amigo mío, ¿y quién te ata?
lunes, 27 de marzo de 2017
Zorro quisquilloso, Sa’di de Shiraz
El zorro huía en tal estado que a cada momento se caía y se volvía a levantar. Alguien le preguntó:
—¿Qué calamidad te ha sucedido para tener tanto miedo?
—He oído que subyugan a los camellos —contestó.
—¡So tonto! ¿Qué tienes que ver tú con el camello y en qué te asemejas a él?
Entonces contestó:
—Calla, que si los envidiosos dijeran de mí que soy un camello y fuese atrapado, ¿quién se molestaría en averiguar la verdad de mi identidad para liberarme?
sábado, 4 de febrero de 2017
CLAUSULA III - Juan José Arreola
Soy un Adán que sueña con el paraíso, pero siempre me despierto con las costillas intactas
lunes, 16 de enero de 2017
EL MONO QUE QUISO SER ESCRITOR SATÍRICO - MONTERROSO
Estudió mucho, pero pronto se dio cuenta de que para ser escritor satírico le faltaba conocer a la gente y se aplicó a visitar a todos y a ir a los cocteles y a observarlos por el rabo del ojo mientras estaban distraídos con la copa en la mano.
Como era de veras gracioso y sus ágiles piruetas entretenían a los otros animales, en cualquier parte era bien recibido y él perfeccionó el arte de ser mejor recibido aún.
No había quien no se encantara con su conversación y cuando llegaba era agasajado con júbilo tanto por las Monas como por los esposos de las Monas y por los demás habitantes de la Selva, ante los cuales, por contrarios que fueran a él en política internacional, nacional o doméstica, se mostraba invariablemente comprensivo; siempre, claro, con el ánimo de investigar a fondo la naturaleza humana y poder retratarla en sus sátiras.
Así llegó el momento en que entre los animales era el más experto conocedor de la naturaleza humana, sin que se le escapara nada.
Entonces, un día dijo voy a escribir en contra de los ladrones, y se fijó en la Urraca, y principió a hacerlo con entusiasmo y gozaba y se reía y se encaramaba de placer a los árboles por las cosas que se le ocurrían acerca de la Urraca; pero de repente reflexionó que entre los animales de sociedad que lo agasajaban había muchas Urracas y especialmente una, y que se iban a ver retratadas en su sátira, por suave que la escribiera, y desistió de hacerlo.
Después quiso escribir sobre los oportunistas, y puso el ojo en la Serpiente, quien por diferentes medios -auxiliares en realidad de su arte adulatorio- lograba siempre conservar, o sustituir, mejorándolos, sus cargos; pero varias Serpientes amigas suyas, y especialmente una, se sentirían aludidas, y desistió de hacerlo.
Después deseó satirizar a los laboriosos compulsivos y se detuvo en la Abeja, que trabajaba estúpidamente sin saber para qué ni para quién; pero por miedo de que sus amigos de este género, y especialmente uno, se ofendieran, terminó comparándola favorablemente con la Cigarra, que egoísta no hacia más que cantar y cantar dándoselas de poeta, y desistió de hacerlo.
Después se le ocurrió escribir contra la promiscuidad sexual y enfiló su sátira contra las Gallinas adúlteras que andaban todo el día inquietas en busca de Gallitos; pero tantas de éstas lo habían recibido que temió lastimarlas, y desistió de hacerlo.
Finalmente elaboró una lista completa de las debilidades y los defectos humanos y no encontró contra quién dirigir sus baterías, pues todos estaban en los amigos que compartían su mesa y en él mismo.
En ese momento renunció a ser escritor satírico y le empezó a dar por la Mística y el Amor y esas cosas; pero a raíz de eso, ya se sabe cómo es la gente, todos dijeron que se había vuelto loco y ya no lo recibieron tan bien ni con tanto gusto.
jueves, 5 de enero de 2017
EL DISCIPULO - OSCAR WILDE
Cuando murió Narciso, el remanso de su placer se trocó de una copa de aguas dulces en una copa de lágrimas saladas, y llegaron llorando a través de los bosques las ninfas de las montañas, las oréades, para consolar al remanso con su canto.
Y cuando vieron que el remanso se había trocado de una copa de aguas dulces en una copa de lágrimas saladas, soltaron las verdes trenzas de sus cabellos y gritando al remanso le dijeron:
-No nos sorprende que hagas un duelo tal por Narciso, tan hermoso como era.
-¿Era hermoso Narciso? -dijo el remanso.
-¿Quién había de saberlo mejor que tú? -respondieron las ninfas-. A nosotras siempre nos desdeñaba, pero a ti te cortejaba, y solía recostarse en tus orillas e inclinarse a mirarte, y en el espejo de tus aguas reflejaba gustoso su belleza.
Y el remanso respondió:
-Pero yo amaba a Narciso porque, cuando recostado en mis orillas se inclinaba a mirarme, en el espejo de sus ojos veía mi propia belleza reflejada.
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