miércoles, 30 de diciembre de 2009

La sombra de las jugadas-Edwin Morgan



En uno de los cuentos que integran la serie de lo Mabinogion, dos reyes enemigos juegan al ajedrez, mientras en un valle cercano sus ejércitos luchan y se destrozan. Llegan mensajeros con noticias de la batalla; los reyes no parecen oírlos e, inclinados sobre el tablero de plata, mueven las piezas de oro. Gradualmente se aclara que las vicisitudes del combate siguen las vicisitudes del juego. Hacia el atardecer, uno de los reyes derriba el tablero, porque le han dado jaque mate y poco después un jinete ensangrentado le anuncia: Tu ejército huye, has perdido el reino.

Edwin Morgan



Edwin George Morgan OBE (nacido el 27 de abril de 1920) es un poeta escocés y traductor, que está asociado con el renacimiento de Escocia. He is widely recognised as one of the foremost Scottish poets of the 20th century. Es ampliamente reconocido como uno de los más importantes poetas escoceses del siglo 20. In 1999, Morgan was made the first Glasgow Poet Laureate . En 1999, Morgan se hizo la primera Glasgow Poeta Laureado. In 2004, he was named as the first Scottish national poet : The Scots Makar . En 2004, fue nombrado como el poeta de la primera nacional de Escocia: El Makar escoceses.

Morgan nació en Glasgow y creció en Rutherglen. He entered the University of Glasgow in 1937 and, after interrupting his studies to serve in World War II as a non-combatant conscientious objector with the Royal Army Medical Corps , graduated in 1947 and became a lecturer at the University. Entró en la Universidad de Glasgow en 1937 y, después de interrumpir sus estudios para servir en la Segunda Guerra Mundial como un no-objeción de conciencia combatiente con el Real Cuerpo Médico del Ejército, se graduó en 1947 y se convirtió en profesor en la Universidad. He worked there until his retirement in 1980. Allí trabajó hasta su jubilación en 1980.
Él es el último superviviente de la canónica "Siete Grandes" (los otros son Hugh MacDiarmid, Robert Garioch, Norman MacCaig, Iain Crichton Smith, George Mackay Brown, y Sorley MacLean).

sábado, 26 de diciembre de 2009

EL ESPEJO CHINO - ANÓNIMO


Un campesino chino se fue a la ciudad para vender la cosecha de arroz y su mujer le pidió que no se olvidase de traerle un peine.
Después de vender su arroz en la ciudad, el campesino se reunió con unos compañeros, y bebieron y lo celebraron largamente. Después, un poco confuso, en el momento de regresar, se acordó de que su mujer le había pedido algo, pero ¿qué era? No lo podía recordar. Entonces compró en una tienda para mujeres lo primero que le llamó la atención: un espejo. Y regresó al pueblo.
Entregó el regalo a su mujer y se marchó a trabajar sus campos. La mujer se miró en el espejo y comenzó a llorar desconsoladamente. La madre le preguntó la razón de aquellas lágrimas.
La mujer le dio el espejo y le dijo:
-Mi marido ha traído a otra mujer, joven y hermosa.
La madre cogió el espejo, lo miró y le dijo a su hija:
-No tienes de qué preocuparte, es una vieja.





viernes, 25 de diciembre de 2009

JUNA ARMANDO EPPLE


Juan Armando Epple es uno de los contados académicos chilenos que se ha esforzado en fijar su mirada en el móvil fenómeno de los cuentos cortos. No es un ejercicio fácil. La característica de Cien microcuentos chilenos, su segundo esfuerzo antológico nacional, es la heterogeneidad. Se reúnen Huidobro, Raquel Jodorowsky, Hernán Lavín Cerda, Andrés Gallardo y Andrea Jeftanovic; se yuxtapone narración aristotélica, prosa poética, narración en dialógos y relato neobarroco; se aglutinan cuentos de dos líneas, obras de dos páginas y párrafos desemejantes que sólo comparten un título y un autor. En una paráfrasis de las propuestas de Ítalo Calvino, señala Lauro Zavala, otro teórico del género, que el microcuento contiene en su estructura narrativa seis problemas que son también nuestros problemas, aquí, en este momento: brevedad, diversidad, complicidad, fractalidad, fugacidad y virtualidad. En la aparente transparencia del criterio de selección de Cien microcuentos chilenos, Epple tiene la delicadeza de exponer la índole inclasificable del microcuento. Sin embargo, el pronunciado desequilibrio de calidad literaria que existe en la antología inevitablemente causa duda. En beneficio de la comprensión del sentido que tiene el microcuento en Chile, hizo falta que el compilador expusiera sus preferencias y sus métodos de trabajo.

NATIVIDAD 2000 - JUAN ARMANDO EPPLE


María envolvió al bebé recien nacido en una manta y salió a la calle. Se le habían secado prematuramente los pechos y las monedas no le alcanzaban ni para comprar una lata de leche. Su marido la abandonó apenas supo que estaba embarazada, llevándose los únicos bienes que podían ser vendidos o empeñados: sus herramientas de carpintero.

Recorrió las calles buscando una esquina propicia para instalarse a pedir limosnas. Pero era un día feriado, las tiendas estaban cerradas, la gente se había recogido temprano a sus casas, y sólo pasaban autos apurados salpicando las pozas del pavimento.

Al llegar al centro de la ciudad, descubrió un pequeño establo de madera, iluminado con luces de colores, que adornaba la plaza principal, entre el edificio de la Gobernación y la Catedral. Vio que bajo el pesebre había una cama de paja, rodeada de animalitos de cartón.

Estaba por anochecer y se avecinaba otro temporal. En esas condiciones era peligroso seguir buscando con el bebé a cuestas.

Depositó a la niña en la cama de paja, y siguió su camino.

No esperaba ningún milagro.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

lunes, 21 de diciembre de 2009

SOLA Y SU ALMA


SOLA Y SU ALMA

Una mujer está sentada sola en su casa, sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto.
Golpean la puerta

THOMAS BAILEY ALDRICH (1912)

domingo, 20 de diciembre de 2009

El Puente - Franz Kafka

Yo era rígido y frío, yo estaba tendido sobre un precipicio; yo era un puente. En un extremo estaban las puntas de los pies; al otro, las manos, aferradas; en el cieno quebradizo clavé los dientes, afirmándome. Los faldones de mi chaqueta flameaban a mis costados. En la profundidad rumoreaba el helado arroyo de las truchas. Ningún turista se animaba hasta estas alturas intransitables, el puente no figuraba aún en ningún mapa. Así yo yacía y esperaba; debía esperar. Todo puente que se haya construido alguna vez, puede dejar de ser puente sin derrumbarse.
Fue una vez hacia el atardecer -no sé si el primero y el milésimo-, mis pensamientos siempre estaban confusos, giraban siempre en redondo; hacia ese atardecer de verano; cuando el arroyo murmuraba oscuramente, escuché el paso de un hombre. A mí, a mí. Estírate puente, ponte en estado, viga sin barandales, sostén al que te ha sido confiado. Nivela imperceptiblemente la inseguridad de su paso; si se tambalea, date a conocer y, como un dios de la montaña, ponlo en tierra firme.
Llegó y me golpeteó con la punta metálica de su bastón, luego alzó con ella los faldones de mi casaca y los acomodó sobre mi. La punta del bastón hurgó entre mis cabellos enmarañados y la mantuvo un largo rato ahí, mientras miraba probablemente con ojos salvajes a su alrededor. Fue entonces -yo soñaba tras él sobre montañas y valles- que saltó, cayendo con ambos pies en mitad de mi cuerpo. Me estremecí en medio de un salvaje dolor, ignorante de lo que pasaba. ¿Quién era? ¿Un niño? ¿Un sueño? ¿Un salteador de caminos? ¿Un suicida? ¿Un tentador? ¿Un destructor? Me volví para poder verlo. ¡El puente se da vuelta! No había terminado de volverme, cuando ya me precipitaba, me precipitaba y ya estaba desgarrado y ensartado en los puntiagudos guijarros que siempre me habían mirado tan apaciblemente desde el agua veloz.

BIOGRAFIA DE THOMAS BAILEY ALDRICH


Thomas Bailey Aldrich (11 de noviembre, 1836, Portsmouth, New Hampshire - 19 de marzo, 1907, Boston, Massachusetts) fue un editor, escritor de cuentos y poeta estadounidense.

Dejó la escuela a la edad de 13 años y enseguida comenzó a trabajar en periódicos y revistas. Fue editor del The Atlantic Monthly, desde 1881 hasta 1890.

Se inspiró en su infancia para crear la novela clásica para niños títulada The Story of a Bad Boy de 1870. Usó finales sorpresa que influenciaron en el desarrollo de sus cuentos y poemas, reflejando la cultura de la Nueva Inglaterra y sus experiencias al viajar a Europa

viernes, 18 de diciembre de 2009

El Buitre - Franz Kafka



Érase un buitre que me picoteaba los pies. Ya había desgarrado los zapatos y las medias y ahora me picoteaba los pies. Siempre tiraba un picotazo, volaba en círculos inquietos alrededor y luego proseguía su obra. Pasó un señor, nos miró un rato y me preguntó por qué toleraba yo al buitre.
-Estoy indefenso –le dije-, vino y empezó a picotearme, yo le quise espantar y hasta pensé retorcerle el pescuezo, pero estos animales son muy fuertes y quería saltarme a la cara. Preferí sacrificar los pies: ahora están casi hechos pedazos.
-No se deje atormentar –dijo el señor-, un tiro y el buitre se acabó.
-¿Le parece? –pregunté-, ¿quiere encargarse usted del asunto?
-Encantado –dijo el señor-; no tengo más que ir a casa a buscar el fusil, ¿puede usted esperar media hora más?
-No sé –le respondí, y por un instante me quedé rígido de dolor; después añadí-: por favor, pruebe de todos modos.
-Bueno –dijo el señor-, voy a apurarme.
El buitre había escuchado tranquilamente nuestro diálogo y había dejado errar la mirada entre el señor y yo. Ahora vi que había comprendido todo: voló un poco, retrocedió para lograr el ímpetu necesario y como un atleta que arroja la jabalina encajó el pico en mi boca, profundamente. Al caer de espaldas sentí como una liberación; que en mi sangre, que colmaba todas las profundidades y que inundaba todas las riberas, el buitre irreparablemente se ahogaba.

jueves, 17 de diciembre de 2009

UNA PEQUEÑA FÁBULA - FRANZ KAFKA

¡Ay! -dijo el ratón-. El mundo se hace cada día más pequeño. Al principio era tan grande que le tenía miedo. Corría y corría y por cierto que me alegraba ver esos muros, a diestra y siniestra, en la distancia. Pero esas paredes se estrechan tan rápido que me encuentro en el último cuarto y ahí en el rincón está la trampa sobre la cual debo pasar.
-Todo lo que debes hacer es cambiar de rumbo -dijo el gato... y se lo comió.

El Distinguido Franz Kafka.


Franz Kafka, nació en Praga, el 3 de julio de 1883, en el seno de una familia judía, integrada por su padre, Hermann Kafka, de profesión comerciante, su madre, Julie Löwy y cinco hermanos.
Estudió en Praga, donde obtuvo el título de Doctor en Leyes, en 1906.
Enfermó de tuberculosis en 1917.
En 1927, se dirigió a Berlín, donde se reencontró con su amiga Dora Diamant, que se transformó en su pareja para el resto de su vida, y despertó en Franz, sus sentimientos judaicos.
En su obra, escrita en alemán, influida por la figura dominante y opresiva de su padre, que se expresa fundamentalmente en “Carta al padre”, escrita en 1919, pero publicada póstumamente. También en sus escritos hace referencia a la burocratización de la vida, ya que el mismo trabajaba en una compañía de seguros, de sus miedos frente a la existencia, a la soledad, el deseo de alcanzar la verdad y la certeza religiosa, en un estilo frío e implacable, claro y puro, donde los protagonistas, en la mayoría de los casos, no llegan a comprender el mundo en toda su complejidad
.
Su estilo personalísimo, fue calificado de “realismo mágico” y su creación ha sido interpretada desde el punto de vista religioso, metafísico, psicológico y social.
Publicó muy pocas obras durante su vida, como “Descripción de una lucha” (1902), “Un médico rural” (1909), “Contemplación” (1913) y “La metamorfosis” (1915), obra en que se patentiza esa relación natural que establece entre fantasía y realidad.
Luego de su muerte, su amigo y albacea, Max Brod, publicó su obra, a pesar de que se le había ordenado lo contrario por Kafka, en tres grandes novelas: “El proceso” (1924), “El castillo” (1926), inspirado en su estancia en la finca de su hermana, reponiéndose luego de su internación a causa de la tuberculosis; “América” (1927) y una colección de cuentos “La muralla china” (1931).
Murió en Viena, el 3 de junio de 1924.

martes, 15 de diciembre de 2009

LA PAPELERA - LUIS MATEO DIEZ


Por lo menos había visto a siete u ocho personas, ninguna de ellas con aspecto de mendigo, meter la mano en la papelera que estaba adosada a una farola cercana al aparcamiento donde todas las mañanas dejaba mi coche.

Era un suceso trivial que me creaba cierta animadversión, porque es difícil sustraerse a la penosa imagen de ese vicio de urracas, sobre todo si se piensa en las sucias sorpresas que la papelera podía albergar.

Que yo pudiera verme tentado de caer en esa indigna manía era algo inconcebible, pero aquella mañana, tras la tremenda discusión que por la noche había tenido con mi mujer, y que era la causa de no haber pegado ojo, aparqué como siempre el coche y al caminar hacia mi oficina la papelera me atrajo como un imán absurdo y, sin disimular apenas ante la posibilidad de algún observador inadvertido, metí en ella la mano, con la misma torpe decisión con que se lo había visto hacer a aquellos penosos rastreadores que me habían precedido.

Decir que así cambió mi vida es probablemente una exageración, porque la vida es algo más que la materia que la sostiene y que las soluciones que hemos arbitrado para sobrellevarla. La vida es, antes que nada y en mi modesta opinión, el sentimiento de lo que somos más que la evaluación de lo que tenemos.

Pero si debo confesar que muchas cosas de mi existencia tomaron otro derrotero.
Me convertí en un solvente empresario, me separé de mi mujer y contraje matrimonio con una jovencita encantadora, me compré una preciosa finca y hasta un yate, que era un capricho que siempre me había obsesionado y, sobre todo, me hice un transplante capilar en la mejor clínica suiza y eliminé de por vida mi horrible complejo de calvo, adquirido en la temprana juventud.

El billete de lotería que extraje de la papelera estaba sucio y arrugado, como si alguien hubiese vomitado sobre él, pero supe contenerme y no hacer ascos a la fortuna que me aguardaba en el inmediato sorteo navideño.

lunes, 14 de diciembre de 2009

El Pozo Luis Mateo Diez


Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años.
Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa.
Veinte años después mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse.
En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en el interior.
"Este es un mundo como otro cualquiera", decía el mensaje.

Luis Mateo Díez Ilustre Escritor





Luis Mateo Díez nació en Villablino, pueblo minero de las montañas del noroeste de León y situado en el centro de la comarca de Laciana. Y nació precisamente "en la vieja casona consistorial, asentada en el corazón del valle sobre el antiguo solar donde un día se alzó la Torre que eregía el recuerdo de los concejos ancestrales".
Su familia vivió a caballo entre Villablino y Madrid hasta que, a los 12 años, se trasladó definitivamente a la ciudad. Luis Mateo estudió el bachillerato en el Colegio Estudio. En 1961 inició sus estudios de Ciencias Económicas en la Universidad Complutense, carrera que finalizó y compatibilizó con la de Filosofía y Letras.
Su primer libro de
cuentos, Memorial de hierbas, apareció en 1973. Publicó luego las novelas Las estaciones provinciales (1982), La Fuente de la Edad (1986), con la que obtuvo el Premio Nacional de Literatura y el Premio de la Crítica, Apócrifo del clavel y la espina (1988), Las horas completas (1990), El expediente del náufrago (1992), Camino de perdición (1995), La mirada del alma (1997), El paraíso de los mortales (1998), Días del Desván (1999), Fantasmas del invierno (2004) y las fábulas reunidas en El diablo meridiano (2001) y en El eco de las bodas (2003), así como los libros de relatos Brasas de agosto (1989) y Los males menores (1993). Con La ruina del cielo (2000) obtuvo el Premio Nacional de Narrativa y el Premio de la Crítica.
Es patrono de honor de la
Fundación de la Lengua Española.



sábado, 12 de diciembre de 2009

EL CONEJO Y EL LEON - MONTERROSO



Un celebre Psicoanalista se encontró cierto día en medio de la Selva, semiperdido.
Con la fuerza que dan el instinto y el afán de investigación logró fácilmente subirse a un altísimo árbol, desde el cual pudo observar a su antojo no sólo la lenta puesta del sol sino además la vida y costumbres de algunos animales, que comparó una y otra vez con las de los humanos.
Al caer la tarde vio aparecer, por un lado, al Conejo; por otro, al León.
En un principio no sucedió nada digno de mencionarse, pero poco después ambos animales sintieron sus respectivas presencias y, cuando toparon el uno con el otro, cada cual reaccionó como lo había venido haciendo desde que el hombre era hombre.
El León estremeció la Selva con sus rugidos, sacudió la melena majestuosamente como era su costumbre y hendió el aire con sus garras enormes; por su parte, el Conejo respiró con mayor celeridad, vio un instante a los ojos del León, dio media vuelta y se alejó corriendo.
De regreso a la ciudad el celebre Psicoanalista publicó cum laude su famoso tratado en que demuestra que el León es el animal más infantil y cobarde de la Selva, y el Conejo el más valiente y maduro: el León ruge y hace gestos y amenaza al universo movido por el miedo; el Conejo advierte esto, conoce su propia fuerza, y se retira antes de perder la paciencia y acabar con aquel ser extravagante y fuera de sí, al que comprende y que después de todo no le ha hecho nada.

AUGUSTO MONTERROSO UN GRANDE DE LOS MICRO CUENTOS


OBRA
Es considerado como uno de los maestros de la mini-ficción y, de forma breve, aborda temáticas complejas y fascinantes, con una provocadora visión del mundo y una narrativa que deleita a los lectores más exigentes, haciendo habitual la sustitución del nombre por el apócope. Entre sus libros destacan además: La oveja negra y demás fábulas (1969), Movimiento perpetuo (1972), la novela Lo demás es silencio (1978); Viaje al centro de la fábula (conversaciones, 1981); La palabra mágica (1983) y La letra e: fragmentos de un diario (1987). En 1998 publicó su colección de ensayos La vaca.
Su composición Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí, estuvo considerada como el relato más breve de la literatura universal durante muchos años, hasta la aparición de "El emigrante" de Luis Felipe Lomelí (¿Olvida usted algo? -¡Ojalá!). En 1970 ganó el premio Magda Donato, en 1975 el Premio Xavier Villaurrutia por Antología personal, y en 1988 le fue entregada la condecoración del Águila Azteca, por su aporte a la cultura de México. En 1997 el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala le otorgó el Premio Nacional de Literatura "Miguel Ángel Asturias". En 2000 le fue concedido el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en reconocimiento a toda su carrera.
Obras [editar]Obras completas (y otros cuentos) (1959) La oveja negra y demás fábulas (1969) Movimiento perpetuo (cuentos, ensayos y aforismos, 1972) Lo demás es silencio (novela, 1978) Viaje al centro de la fábula (entrevistas, 1981) La palabra mágica (cuentos y ensayos, 1983) La letra e: fragmentos de un diario (1987) Los buscadores de oro (autobiografía, 1993) La vaca (ensayos, 1996) Pájaros de Hispanoamérica (antología, 1998) Literatura y vida (cuentos y ensayos, 2001) El dinosaurio (minificción que lo llevó a la fama) El conejo y el leon " El eclipSe"