lunes, 13 de mayo de 2013

EL SEÑOR K Y LA NATURALEZA - BERTOLT BRECHT


El señor K. y la naturaleza
BERTOLT  BRECHT

El señor K. y la naturaleza 
Interrogado sobre sus relaciones con la naturaleza, el señor K. contestó: 
—De cuando en cuando me gustaría ver algún que otro árbol al salir de 
casa, en esos momentos, sobre todo, en que, debido al cambio de aspecto que 
experimentan según la hora del día y la época del año, tan particular grado de 
realidad alcanzan. Ocurre además que en las ciudades, el invariable espectáculo 
de objetos de uso, como casas y calles que no tendrían sentido de estar 
deshabitadas, acaba por trastornarnos. Nuestra singular organización social nos 
hace incluir también a los hombres entre los objetos de uso. Pues bien, los 
árboles tienen —al menos para mí, que no soy carpintero— un no sé qué de 
autónomo, de independiente de mi persona que me tranquiliza, y confío en que 
incluso para el carpintero tengan también algo que no sea reducible a pura y 
simple utilidad. 
(El señor K. dijo asimismo: 
—Es preciso que hagamos un uso racional de la naturaleza. Quien 
permanece en su seno sin trabajar, cae fácilmente en un estado enfermizo. Le 
ataca una especie de fiebre.) 

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