El ángel de la guarda le susurra a Fabián, por detrás del hombro:
- ¡Cuidado, Fabián! Está dispuesto que mueras en cuanto pronuncies la palabra zangolotino.-
-¿Zangolotino? –pregunta Fabián azorado.
Y muere.
Enrique Anderson Imbert: Las pruebas del caos, 1946
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