viernes, 1 de enero de 2010

MAY GOULDIN - James Joyce



La madre de Stephen, extenuada, rígidamente surge del suelo, leprosa y turbia, con una corona de marchitos azahares y un desgarrado velo de novia, la cara gastada y sin nariz, verde de moho sepulcral. El pelo es lacio, ralo. Fija en Stephen las huecas orbitales anilladas de azul y abre la boca desdentada, diciendo una silenciosa palabra.

LA MADRE
(Con la sonrisa sutil de la demencia de la muerte)
Yo fui la hermosa May Goulding. Estoy muerta.

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